Hay varios conceptos que se relacionan con la autoestima: respeto, confianza, seguridad, aceptación y amor propio, entre otros. Todos ellos proporcionan lo que, en definitiva, significa autoestimarse, que no es otra cosa que sentirse a gusto con uno mismo por dentro y por fuera.
Tan relevante es la autoestima que se la considera un factor importante para el ajuste emocional y cognitivo de la persona. Existen varias definiciones de ella, pero, en síntesis, se trata de un conjunto de percepciones, pensamientos, evaluaciones y sentimientos que tenemos sobre nosotros mismos.
La imagen corporal, o el cómo percibimos nuestro cuerpo y apariencia, juega un rol clave en la construcción de la autoestima, principalmente porque vivimos en una sociedad que le da un valor considerable al aspecto físico.
Sentirnos bien con nuestro interior no suele dar tanto trabajo si somos seres con principios y valores. Es probable que el mundo lo perciba y lo premie. Sentirnos bien con nuestro exterior, sin embargo, requiere mayor esfuerzo, porque por fuera somos lo que vemos en el espejo y lo que creemos que ven los demás. En esa interacción, con nosotros y con los otros, solemos perdernos.
Existe un primer deber: para gustarse y amarse hay que aceptarse. Pero si la autoaceptación cuesta demasiado, es momento de evaluar y luego realizar los cambios necesarios, potenciando lo mejor de uno. ¿Es mi estilo personal? ¿Es mi pelo, mi color, mi corte? ¿Estoy satisfecho con mi peso? ¿Es el estado de mi piel? ¿Qué es aquello con lo que no me siento conforme? Y no se trata de seguir estereotipos físicos, sino de buscar el bienestar personal, que poco tiene que ver con la vanidad per se. Se trata de sentirse bien en la propia piel.
DE UNA IMAGEN NEGATIVA A UNA POSITIVA
Muchos pueden argumentar que darle importancia a la presencia física es superficial; sin embargo, se ha demostrado que sentirse cómodo con el propio aspecto exterior puede tener un impacto directo en el bienestar emocional. Las personas que no están a gusto con su aspecto pueden experimentar ansiedad, depresión, aislamiento social y una disminución de su autoestima. En este punto es que los avances de la medicina estética pueden colaborar en la entrega de una imagen corporal positiva.
Los tratamientos estéticos no deben relacionarse con la consecución de un ideal de belleza que es impuesto. Tampoco sólo como una manera de eliminar imperfecciones. En muchos casos, y realizados en centros certificados y con profesionales calificados, los tratamientos les permiten a hombres y mujeres corregir condiciones que afectan su bienestar emocional, mejorando características con las que están disconformes.
Procedimientos como la eliminación de manchas o de cicatrices de acné, la reducción de arrugas o la liposucción de grasa corporal, por mencionar algunos, tienen un efecto revitalizante tanto en el cuerpo como en la autoestima del paciente, y eso se proyecta.
Por supuesto, es importante que la utilización de estas intervenciones estéticas se haga desde un enfoque equilibrado y saludable, en que el objetivo final no sea la perfección, sino el bienestar personal, la sensación de comodidad consigo mismo. Basar toda la autoestima en la imagen exterior siempre es un error, porque la clave para una autoestima saludable es reconocer que somos mucho más que un aspecto físico. Por ello es tan importante elegir un profesional certificado, especialista y con ética, para realizarnos intervenciones estéticas. Clínica Valle Norte cuenta con la más avanzada tecnología para dichos procedimientos, siempre en las manos de médicos, enfermeras y otros profesionales de la salud.
TÉCNICAS QUE AYUDAN
Los procedimientos dermoestéticos han ganado popularidad tanto en hombres como mujeres debido a sus efectos rejuvenecedores, la mejora de la apariencia y el aumento de la autoestima.
¿Cuáles son los más comunes? Veamos:
-Su objetivo es reducir arrugas dinámicas, es decir, líneas de expresión, como las de la frente y las ‘patas de gallo’.
-Fillers (rellenos dérmicos). El más utilizado es el ácido hialurónico y sirve para aumentar volumen en áreas como labios, pómulos y mentón.
-Peelings químicos. Se usan para exfoliar la piel y darle así mejor textura y tono, y también para reducir manchas o cicatrices.
-Láser para rejuvenecimiento. Mejora la textura de la piel, disminuye manchas y cicatrices, y, además, estimula la producción de colágeno.
-Depilación láser. Elimina el vello no deseado en diferentes partes del cuerpo.
-Linfting facial no quirúrgico. Con hilos tensores o radiofrecuencia. Se ocupa principalmente para levantar mejillas y mejorar el óvalo facial.
-Reducción de papada. Elimina el exceso de grasa bajo el mentón.
-Trasplante de pelo. Muy recomendado para personas con alopecia androgénica.
-Moldeado de mandíbula y mentón. Especial para hombres que desean una apariencia más angulosa.
Cerrar búsqueda